viernes, 16 de noviembre de 2007

Capítulo III

No era él el único (comenzaban a aparecer...)


Los primeros momentos de convivencia con la bestia Chaketa fueron intensos, hubo bajas valiosas por choques inesperados con la criatura. Por aquel entonces El Fondo no se había constituído como tal y estas víctimas iniciales están en la memoria como héroes, por lo que luego de su desaparición física son considerados como miembros, a pesar de que no se ubicaban en la parte más alejada del pizarrón.

El inicio de los brutales enfrentamientos fue en una de las aulas más frías y escalofriantes del CenUM. En este sitio los muchachos del futuro fondo pretendían estar prestando atención a una clase. El reloj corría cual tortuga acalambrada después de clavarse seis kilos de asado, y la impaciencia podía verse en los rostros.

El profesor continuaba exponiendo los contenidos de su materia, mientras que un agudo y repetitivo sonido empieza a apoderase de la habitación. El ruido no era ni mas menos que el del monstruo, quien estaba algunos lugares adelante y comenzaba a hacer de las suyas al hacer crujir las mentitas que no dejaba de masticar, a pesar que no fueron hechas para eso.

Matías Campos quien dibujaba el prototipo de una nueva moto, que había conseguido de manera clandestina en la aduana sobornando un gendarme, noto que algo lo perturbaba. Esa molestia auditiva comenzó a cobrar más fuerza dentro de la su mente, al punto que sentía que perdía la cordura en manos del poder maléfico del Chaketa.

Matías recurrió a varias estrategias para neutralizar los efectos de la maldita técnica enloquecedora, pero todo esfuerzo era en vano. El daño era irreversible. Él sentía que su masa encefálica iba a derretirse. Intento escapar, huyo de la clase tomo y su moto para conducir sin destino, pero el arte siniestro que logró afectarlo es un hechizo permanente, el único método conocido para quitarlo es la muerte.

El Fondo tuvo información de su órgano de inteligencia de que Matías había sido visto en Misiones. Además están los comentarios su mecánico amigo, defiende la idea de que se radicó en dicha provincia y ahora tiene mujer e hijos. Por otra parte existe la leyenda de que por las noches viaja por las rutas argentinas buscando alguien que lo ayude a terminar con su dolor, que logre callar el tormento que no cesa en su interior.

Para estos momentos el engendro ya había sido observado y clasificado como peligroso, pero no fue muy tenido en cuenta. Pero a los pocos días todo cambiaría. Una nueva era de violencia llegaría para reformular las ideas y la metodologías que se tenían hasta el momento, con la aparición de la “Arcaica”. Esta era una mujer entrada en años que sólo sabía hacer el mal y dedicaba su vida a la magia negra.

Durante las horas de Derecho de la Comunicación Cristian Matiauda y Gastón Cárdenas estaban sentados juntos, cuando empiezan a escuchar la palabra “arcaico” una y otra vez. Ellos no notaron que esas palabras eran parte de un conjuro, pero cuando empezaron a sentirse extraños quisieron huir del aula. En la puerta se encontraron con el monstruo de la chaqueta. Se asustaron, se abrazaron y se miraron a los ojos. Escaparon, pero sólo sobreviven por el cariño que se tienen.

Al ver que existía un vínculo entre estos terribles seres los más nobles decidieron unirse y emprender una cruzada contra las fuerzas que promueven la demencia. Los caídos fueron mártires, que no dieron sus vidas en vano, ya que son parte de algo mucho más grande.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recuerdo perfectamente aquella época...

No eran buenos tiempos. Principalmente, porque se comenzaban a divulgar cuestiones que tenían que ver con que huespedes de las más oscuras penumbras se movilizaban por los pasillos del cenUM en busca de víctimas.

Esos tiempos eran violentos... Mucha impaciencia y falta de descanso en las mentes corrían entre las paredes del Riglos. Sin embargo, allí se estaba gestando la oposición. El gran Fondo comenzaba a dar sus primeros pasos para desbaratar tanta mugre...



EL no era, no es el único. Les daremos batalla a quien se cruce...






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